"El rugby es un deporte
de bárbaros jugado por caballeros”, dijo Winston Churchill. El primer ministro
británico se equivocó. Es cierto que el juego del balón oval se asocia desde
sus inicios a finales del XIX con sentirse cómodo en el barro, recibir golpes
sin mostrar dolor y mucha, pero mucha testosterona, cualidades que desde
siempre se han asociado más a los hombres, pero en España precisamente la
selección de rugby femenina es el único combinado nacional con mejores
resultados que sus compañeros de la sección masculina.
El rugby llegó a España en 1911 a través de Barcelona.
Allí, el Español, primer club nacional, se enfrentó al Patrie francés con
resultado favorable para el combinado extranjero. En aquella época, nadie podía
imaginar que las mujeres terminarían siendo el baluarte de la Federación
Española de Rugby. Hasta finales de los años 70 no comenzaron las féminas a
mover el balón oval. El primer equipo femenino lo formaron las estudiantes de la facultad de Educación
Física de la Universidad de Barcelona. Estas vivieron ajenas al desprecio que
siempre se mostró hacía ellas con frases como: “El rugby femenino, ni es rugby
ni es femenino”. Pusieron la primera piedra de un edificio que ha conseguido
situar a las chicas entre las diez mejores del
mundo.
‘Las Leonas’, como les conoce la afición, tienen un palmarés
envidiable. Tres campeonatos de Europa (1995, 2003 y 2010) y participación en
todas las Copas del Mundo, a excepción de 1994 y 2010, siendo descalificadas
de la primera por falta de presupuesto. Mientras, el combinado masculino sólo
se ha clasificado una vez para el Mundial y perdió todos sus encuentros.
Hace un mes, las chicas de Inés Etxegibel se clasificaron
para la Copa del Mundo de Francia. Este logró parece irrelevante para una
selección de primer nivel, pero un enfrentamiento contra Italia nunca es un
partido más para el combinado nacional. España disputaba hasta 1999 el VI
Naciones, principal torneo anual a nivel de selecciones, pero la IRB,
International Rugby Board, las sustituyó por las chicas de la selección
transalpina. Con unos méritos deportivos intachables, la selección femenina fue
eliminada del torneo por el poco prestigio del combinado masculino. Esta
decisión fue muy polémica, pero parece innegociable. Bruno López,
analista de rugby de Antena 3 y Marca, ve “muy complicado” que las chicas
vuelvan a disputar el torneo. ”La única solución es que el rugby masculino
consiga ser más competitivo”, afirmó.
El rugby en España siempre ha sido un deporte minoritario,
actualmente sólo un 0,71% de los deportistas se dedican a esta modalidad.
Mientras 830.297 hombres y 39.023 mujeres están federados a fútbol en España,
sólo 24.849 personas, 1654 mujeres, se dedican a rugby a nivel profesional o
amateur. Con todo, la tendencia es positiva. En el año 2001 sólo había 843
licencias femeninas en España, en 2009 pasaron a ser 1396 y actualmente se ha
llegado a la cifra récord de 1654.
López defiende que la clave del éxito de ‘Las Leonas’ es el
haber convertido “una adversidad en una oportunidad”. El rugby nacional recibe
1.154.459 euros anuales en subvenciones, cifra que se aproxima al presupuesto
de un equipo de fútbol de Segunda División B. Este dinero se destina para
cubrir gastos federativos y lo que queda se distribuye entre los 218 equipos
que hay en España.
De este modo, una de las mayores reivindicaciones históricas
del rugby español siempre ha sido la necesidad de que las instituciones
aumenten su apoyo económico. Comparando el rugby con otros deportes
minoritarios queda demostrado que el deporte oval sale perjudicado a nivel de
subvenciones. El judo nacional recibe 1531.651,37 euros por año, el remo
1725.138,16 y el piragüismo: 2.285.573,65. Esta aparente injusticia de las
instituciones tiene una razón: el rugby nunca ha sido un deporte olímpico.
Deporte Olímpico
Por suerte, esto va a
cambiar. El COI anunció en 2009 que el rugby a siete, no confundir con el
‘rugby union’, será incluido en el programa olímpico a partir de los Juegos de
2016. Este hecho proporcionará al rugby los fondos necesarios para hacer frente
a todos sus gastos. Como por ejemplo, los 26 viajes que las distintas
selecciones han tenido que realizar durante el último año. “Será un gran
empujón económico para la modalidad de ‘seven’, pero más que eso, dará
visibilidad a todo el rugby y en especial al femenino, donde somos muy
competitivos”, afirmó el periodista de Marca y Antena 3. Además, los jugadores
y jugadoras de rugby podrán a partir de la cita olímpica comenzar a formar
parte de las becas ADO, destinadas a apoyar el desarrollo y la promoción de los
deportistas nacionales de alto rendimiento olímpico. De esta ayuda, se
benefician actualmente en España 195 hombres y 146 mujeres.
En rugby femenino se está trabajando bien, pero tiene fallos
estructurales que hacen que su crecimiento sea mucho más lento. En primer
lugar, hay un problema de base, el
deporte oval se promociona muy poco en las escuelas, y cuando se hace, es
apelando a los cojones como reclamo para que los chicas y chicas se apunten.
Como se pueden imaginar, así es muy difícil. El rugby femenino es más vistoso que el
masculino, con menos agrupamientos y un juego más a la mano, que además,
permite que participen en el juego gente con todo tipo de cualidades físicas,
pero las chicas, en la mayoría de los casos, no comienzan a jugar hasta que a partir
de los 18 años llegan a la Universidad.
Bruno López va más allá y pide un cambio “radical” en los
campeonatos femeninos nacionales, que actualmente están divididos en
competiciones autonómicas en las que los clubes mejor clasificados pasan a
formar parte de la División de Honor. “Los equipos de División de Honor a
menudo se pasean en la liga regional con resultados muy abultados. Eso no les
sirve de nada ni a los clubes fuertes, que no encuentran en esos partidos
utilidad para preparar los grandes choques de División de Honor, ni a los
clubes más modestos, que no encuentran margen para aprender con esas grandes
derrotas”, manifestó.
Otro motivo por el que el rugby nacional no atrae a más
mujeres se encuentra en los progenitores de estas. En una encuesta sobre hábitos deportivos realizada en 2010 por Manuel García y Ramón Llopis,
profesores de la Universidad de Valencia, se podía extraer que las mujeres
cuyos padres han hecho deporte, seguían el modelo de estos y realizaban deporte
en un 64% por solo un 61% de los hombres con padres deportistas. Esto indica la
importante influencia que tienen los padres sobre las mujeres, así que es
fundamental que estos sean los primeros que animen y promocionen el rugby entre
sus hijas, ya que sin el apoyo paterno, como pasa en la mayoría de los casos,
es muy complicado ser constante en edades tempranas.
Con
todo, como defiende Diego Dolan, director de rugbyfemenino.com, las chicas
españolas tienen “mucho mérito” porque no es fácil ser “competitivas” teniendo
menos de 2000 licencias y enfrentándose a rivales como Inglaterra, que tienen
13000 jugadoras federadas en la actualidad.
Situación en la C.
Valenciana
Por otro lado, la Comunidad Valenciana es una de las autonomías donde el rugby tiene menor arraigo. Actualmente no hay ningún club masculino o femenino en División de Honor. Sólo La Vila, descendida este año por el cese de las ayudas municipales, ha conseguido ganar una liga. En rugby femenino, la situación es desoladora. Con 5.009.647 millones de habitantes sólo juegan 144 chicas en la Comunidad, mientras en otras regiones menos pobladas como Galicia, que tiene 2.771.976 habitantes o el País Vasco con 2.184.696, tienen más licencias que la Federación Valenciana. Concretamente, están federadas 158 jugadores gallegas y 163 vascas.
Por otro lado, la Comunidad Valenciana es una de las autonomías donde el rugby tiene menor arraigo. Actualmente no hay ningún club masculino o femenino en División de Honor. Sólo La Vila, descendida este año por el cese de las ayudas municipales, ha conseguido ganar una liga. En rugby femenino, la situación es desoladora. Con 5.009.647 millones de habitantes sólo juegan 144 chicas en la Comunidad, mientras en otras regiones menos pobladas como Galicia, que tiene 2.771.976 habitantes o el País Vasco con 2.184.696, tienen más licencias que la Federación Valenciana. Concretamente, están federadas 158 jugadores gallegas y 163 vascas.
Sin embargo, que haya afición al rugby en
una determinada Comunidad, no es sinónimo de que se respalde el rugby femenino.
En Castilla y León, después de Madrid y
País Vasco la autonomía con más licencias masculinas en proporción a su
población y que cuenta con dos equipos
históricos como el Quesos Entrepinares y el Cetransa El Salvador, ambos de
Valladolid, sólo hay 135 licencias femeninas. Con todo, Castilla y León es un
ejemplo porque gracias al padre Bernes, sacerdote francés del colegio El
Salvador, está implantada la idea de que es necesario que los chicos y chicas
comiencen a practicar rugby cuando antes, lo que permite que los clubes
castellano leoneses siempre tengan una muy buena cantera. En cambio, sólo las
niñas de los equipos de la provincia de Valencia pueden jugar en categorías
inferiores, por lo que las chicas comienzan a jugar siendo casi adultas. En la
provincia de Castellón, por ejemplo, no hay ningún equipo femenino de rugby a
XV.
Con la selección masculina sin casi opciones de clasificarse para la Copa del Mundo, el gran reto de la Federación debe ser que las chicas cuenten con los mejores medios para preparar el Mundial. Para esta cita, su entrenadora, Inés Etxegibel, contará con ocho jugadoras que ya estuvieron en la última Copa del Mundo. Un equipo, que además, está compuesto prácticamente solo por españolas a diferencia del equipo masculino donde más de la mitad de los jugadores son nacionalizados o hijos y nietos de emigrantes españoles. Así pues, con un buen equipo femenino, una progresión en el número de licencias y la entrada de dos patrocinadores fuertes en la Federación como son Orange y la cerveza Heineken, todo hace indicar, que como dice Bruno López: “se esperan grandes tiempos para el rugby español”.